LA CACHETADA QUE LE DIO LUCHO ALVA A ELIAS RODRIGUEZ, UNA INVITACION A LA REFLEXION, UN ESTATE QUIETO CHATO
www.trujillo32.com Luis Alva Castro, siempre fue implacable con quien intente opacarlo en su feudo (el Apra que un día fué del pueblo). Elías Rodríguez nació como una esperanza de cambio generacional en un partido dominado por las vacas sagradas. Elías, gracias a su vehemente lucha por salvaguardar la ideología del Jefe (Víctor Raúl Haya de La Torre) se labró un porvenir prometedor.
Elías, como gran guerrero se enfrentó a los grandes, en su momento arremetió contra Jorge del Castillo, en otra oportunidad desafío a Lucho Alva, siempre los puso en aprietos, pero… de tanto enfrentarlos, y quizás por cansancio, necesidad o por amor, terminó uniéndose a ellos.
Las vacas sagradas van envejeciendo y Elías lo hace también, lo hace prematuramente, olvidando los ideales que los aprendió de la doctrina aprista, y que los predicaba con vehemencia a donde fuera que vaya a dar sus discursos; discursos conocidos y espectáculo infaltable en los eventos apristas del ayer que vieron crecer (intelectualmente) al chato Elías.
Elías llegó, olvidó y abandonó a su generación, aprendió las sabidurías sagradas de las vacas, las puso en práctica, sobrevivió, fue osado y hasta intento estirarse para estar un poquito más grande que uno de sus mentores (Alva Castro) pero de repente ¡slap! Cachetada que le cayó disfrazada de caricia, y con un mensaje subliminal clarísimo que decía: ¡igualado, fó, fó y fó!
Ya decía, Lucho Alva no deja crecer a nadie, es implacable, y hasta puede arañar por defender sus intereses. Elías… Un reto que nunca imaginaste, un maestro que nunca esperaste ¡CACHETADA KID! Te hizo recordar que te falta mucho, para ser vaca.